jueves, 11 de mayo de 2017

MI MADRE Y YO





Hay una mujer que su infancia fue pastar ovejas,
sumida entre cerros, entre cantos de carnavales,
quizás tantas tardes llevando el hambre a cuestas,
mirando muchas veces el sol o lluvias torrenciales.
 
Quizás no paso por su mente otro mejor destino,
y vivió con sus ovejas y arreando su ganado,
quizás sus pasos iban buscando un buen camino,
entregando una sonrisa o añorando algo soñado.
 
La escuela le fue ingrata le conoció a medias,
así cómo van las aves en su vertiginoso vuelo,
llevando muchas veces esperanzas y alegrías,
pero al ver caer la tarde dar gracias al cielo.
 
Nunca tuvo descanso esas laboriosas manos,
pues aún continúan cada día su noble labor,
hoy está reunida con sus nuevos hermanos,
que Dios le ha presentado con mucho fervor.
 
Por eso hoy quisiera ¡oh, mujer hermosa!
darte con amor las gracias por tanto tesón,
eres tan humana, eres muy bondadosa,
porque Dios te ha dado un gran corazón.
 
Madre, muchas gracias hoy yo quiero darte,
porque me hiciste fuerte como el ancho mar,
fui el marinero de tu vida que supo extrañarte,
y fuiste tú mi estrella en mi silencioso andar.
 
Soy así, pues tu sangre llevo con mucha alegría,
y culpable soy yo, de tus honorables canas,
gracias por decirme que me amas cada día.
pues siento a la distancia ese amor que emanas.
 
Por todos tus hijos hoy quiero darte gracias,
por aquellos que hoy día no verán tu rostro,
con orgullo llevas tus canas bien puestas,
y pido a Dios que te cuide, en un padre nuestro.
 
¡Oh, divino Señor! escucha esta mi plegaria,
tú me diste la dicha de tener esta gran mujer,
hay varias que llorando están su vida solitaria,
pero este amor de madre no la quiero perder.


No hay comentarios.: