Hoy también te esperaré en la noche
que llegues hacia mí con embeleso,
trayendo en tus manos el derroche,
de caricias, de ternura y de besos.
Te esperaré todas las noches a las ocho,
con un poco de frío quizás, pero con ansia
de morder tus dulces labios locamente,
y hacer de ti amor mi gran fantasía.
Pero no tardes en llegar que me desesperas,
la gente va y bien por la calle que tú vives,
me miran y dicen entre labios ¿a quién espera?
pero no saben la verdad que a ti espero.
Es solitaria la noche en que vivo,
cuando vienen los recuerdos a mi mente,
siento pena y al dolor lo esquivo,
pues te sigo esperando calmadamente.
Si tú supieras amor cuanto me angustias,
cuando llega la hora y tú no llegas,
pero al verte llegar, me lleno de alegría
y escucho decir- ¿a dónde vamos?
Por eso amor te seguiré esperando en la vida,
siempre a las ocho, solo guardando la esperanza,
de que llegues pronto a curar mi herida
porque después de la tempestad llega la bonanza.
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