Llegue a ti una tarde en un día de
dolor,
mis penas iban y venían hacia mí,
y mi corazón dolido buscando el
amor,
hallo una mirada complaciente en ti.
Con mis manos dibujaba piruetas,
mudas quizás esperando tu aliento,
como aquellas tardes plomizas,
llegaste tú a mi pensamiento.
Te digo muchas cosas de la vida,
y simulando entenderme la historia,
me dices que tienes el alma herida,
y que no puedes sacarme de tu
memoria.
Acaso es amor lo que me emites,
pues tus palabras llenan mi alma
con ternura que tu trasmites
en tu mirada y tu amor en calma.
Puedes amarme acaso te pregunto,
y sonriendo aceptas mi pregunta,
te pido que contestes al segundo,
pero me dices es aún muy temprano
Espero entonces el silencio de la
tarde,
el vaivén del viento me trae la
bonanza,
todo mi ser, mi corazón está que
arde,
porque eres tu mujer mi única esperanza.
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