jueves, 10 de septiembre de 2009

AQUELLA HISTORIA

Cuando todo era amor y alegría,
te di un beso con amor profundo,
sentí que el corazón se me partía,
no poderte decir cual era mi mundo.


Cogí tu cuerpo, estreche tu mano,
y sosteniendo tu hombro mi cabeza,
te dije muy quedo- te amo como humano-
sin sentir que era una vileza.


Cogidos de la mano, ya casi en el ocaso,
anduvimos muy lejos sin mirar atrás,
mi alma tenía miedo, sentía el fracaso
de poder perderte y no amarte más.


Y anduve conteniendo toda la verdad,
tenía miedo pues iba a perderte,
pero te dije – te amo con sinceridad,
nunca dejaré de quererte -.


Y cuando el sol ocultarse quería,
te ceñí a mi cuerpo y mordí tus labios,
tenía rabia, mi corazón moría,
mis labios iban quedando muy fríos.


Pero al final de todo, mirando al cielo,
con palabras cortas y casi llorando
te dije- te amo- y aunque me vista de duelo,
tengo una niña, que me está amando.


Si a esa niña también tú quisieras,
el cielo y la tierra para siempre se unieran
entonces sí, juntos donde quieras,
será nuestro amor una cosa sincera.


No llores amor, no sirve el llanto,
el amor que tenemos es grande y puro,
no sufras pues, ya sabes mi encanto,
que te amo tanto con amor seguro.


No te pongas triste que te estás acabando,
verte así, me causas dolor,
yo sé que tú sigues creyendo y amando,
que los dos somos un solo amor.


Si tú no comprendes mi triste pasado,
si tú no comprendes que por ti muero,
entonces sepúltame, que quede acabado
aquella historia de la que más quiero.

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