Llego la Noche
Buena, es noche de fiesta,
el gentío de
alegría está gritando,
pero hay una
mujer sola y va llorando
recordando
las penas y el dolor acuesta.
Cansada, al
pie de un farol se sienta,
y ve pasar a
uno y ve pasar a varios,
y cogiéndose
las manos ella implora
una limosna
señores, por amor de Dios.
Pues es grande
mi sorpresa y a su lado está,
una niña
tiritando por ese clima invernal,
se acerca una
mujer y una moneda deposita,
mientras que
la niña grita, -mamá llego nuestro pan-
Sí hija mía
querida, nuestro pan ha venido,
más la niña
ya no llora, no le duró su alegría,
se quedó
dormida como un ave en su nido,
pero esta
fría, está muerta y la madre no creía.
Y aunque le
llama y le grita, no despierta,
duerme, ya
duerme la niña con la muerte,
la madre
espantada al ver a su hija muerta,
le une junto
a su pecho y pide la misma suerte.
El farol ya
no alumbra, también se apagó la luz,
más una gran mujer,
pobre también como ella,
trata de
consolarla, pues también lleva una cruz
pues recuerda
que perdió una niña tan bella.
Es Noche Buena
señores, un dichoso por allí canta,
la madre toma
a su niña y le ofrece a Dios con amor,
señores es Noche
Buena, pero hay dolor que espanta,
la madre se quedó dormida sufriendo un gran dolor.
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