He pedido al
cielo que me dé una vida,
en que pueda
yo vivir siempre a tu lado,
tu calmaste
mi tempestad, curaste mi herida,
cuando
decían que amar era un pecado.
Muchas
tardes en silencio te quedaste,
cuando me
viste partir con otro rumbo,
muchas veces
me dijiste que me amaste,
y caminando
iba de tumbo en tumbo.
Nunca pude
darte gracias por lo que hiciste,
porque
llenaste mi pasión de amor y calma
por nuestro
hogar, los por hijos que me diste,
por el
néctar de tus besos de tu alma.
Esa eres tú
mujer quizás la incomprendida,
la de noches
de insomnio y de alerta,
eres por mi
corazón la mujer querida,
la que día a
día me abre una nueva puerta.
Cuantas
noches en silencio has llorado,
por una pena
o un dolor que has sentido,
es hora que
te pida perdón, pues he pecado,
pero no
olvides que a ti he preferido.
La vida te
ha llenado de experiencia,
y nuestros
hijos hoy te dan felicidad,
eres un
libro abierto, eres la ciencia,
que busca
cada día la prosperidad.
Nadie sabe
que tú eres inagotable,
que luchas
día a día contra la adversidad,
eres una
mujer sabia e inigualable,
la que
siempre va buscando mi felicidad.
Esa eres tú
mujer la que un día,
me ofreció
su cariño y su ternura,
la que me
lleno de besos con alegría,
y que me
sigue amando con tanta dulzura.
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