La noche esta estrellada, te llamo en silencio,
mis ojos presurosos buscándote están,
mi cuerpo se estremece, me llega el recuerdo
de aquella noche hermosa que mía fuiste tú.
Llegaste a mis brazos, cansada y rendida,
mis labios te llenaron de tranquilidad y paz,
me dijiste tengo el alma llena de ser amada,
hoy el amor me ha señalado a cargar mi cruz.
Tu cuerpo tembloroso me invadió un instante,
tu boca no dejaba mis labios descansar,
tus manos muy inquietas la ropa me quitaban,
y luego llego la calma cuando te pude encajar.
Soy tuya amor mío, solo tuya me decías,
y yo elevando tu cuerpo al amor le entregaba,
el delirio del instante te lleno de placer,
y muy encantada tú no cesabas de gemir.
Era el clímax del amor y del placer
de aquel amor soñado en nuestra juventud,
el día ya amanece tendrás que marcharte tú,
para volver quedarme junto a la soledad.
Esa noche de pasión sigue en mi prendido,
y la llama de tu amor me quema el alma,
el placer de tu cuerpo rendido sobre el mío,
esta sobre esas sabanas dormidas en calma.
Esa noche de amor no será olvidada,
ni la muerte podrá llevarla al infinito,
en mi alcoba se escuchan aun el grito
de todo el placer y amor mujer amada.
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