lunes, 22 de junio de 2020

LA TARDE QUE TE CONOCÍ



 

La plaza estaba callada hasta que apareciste,
sentí un hormigueo, cuando mis ojos te miraron,
tú ya te habías dado cuenta, eso luego dijiste,
pues tus ojos graciosos de mirarme no me dejaron .
 
Te pregunte por tu nombre y luego tú sonreíste,
yo llegaba de navegar con olas de sentimiento,
¿para que deseas saber mi nombre? me dijiste,
mírame firmemente y léeme el pensamiento.
 
Luego dijiste muy alegre y llena de encanto,
que nunca creerías en el amor de marinero,
esa tarde tus ojos me envolvieron de espanto,
y tus labios ondeaban diciéndome  – te quiero –
 
Me contaste tus sueños, en aquella tarde de verano,
mi barco se quedó en el puerto, pero no mi corazón,
muy pronto cogí tu talle y me entregaste tu mano,
y yo me lo lleve a mi pecho como pidiendo perdón.
 
Fue una tarde hermosa que hoy yo vivo recordando,
tú vestida de azul y blanco, con corazón radiante,
conversamos tantas cosas y el tiempo pasó volando,
yo te tuve que dejar, mi vida era de navegante.
 
Hoy miro aquella plaza y siento un dolor profundo, 
te sigo esperando como aquel día que te perdí,
el mar, fue causante y yo no quise dejar ese mundo,
me dolió dejarte, esa noche tuve que partir sin ti.
 
Espero verte otra vez y llenar de besos tu boca,
pues la plaza vive en silencio, desde que yo partí,
ven por favor te pido, porque tengo el alma rota,
porque vivo recordando, la tarde que te conocí.

Trujillo, 4 de febrero 1979

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