A un amigo
Gilbert Flores
Bajo el
estruendo del cañón, una mañana,
te llenaste
de valor y gloria,
se acabaron
tus sueños en tierras lejanas,
lejos de tu
hogar y de tu patria.
Entre salva y
salva se acabó tu vida,
el ruido de
las centralinas se callaron,
naciendo en
mi alma una honda herida,
que lo llevo
metida en mi corazón.
Aquel cañón
que te acompaño muchas noches
y compartió
contigo sus triunfos,
hoy callado
está, nadie habla, ni un reproche
faltas tú en
la dotación ¡oh noble artillero!
Los fríos
fierros de la nave aquella,
fueron
testigos de tu último aliento,
te fuiste una
mañana junto con la estrella
al hogar
Divino de aquel tibio firmamento.
El vaivén de
las olas traerán los recuerdos,
de tiempos
vividos que no volverán,
el crucero
“Bolognesi” fue tu cuna de oro,
hoy la
“Montero”, tu tumba de gloria.
Se callaron
tus voces, en silencio la santa bárbara,
el inmenso
mar calmado buscando explicación,
y aunque
lejos hoy estas, por siempre vivirás
en el
recuerdo y en mi inspiración.
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