martes, 18 de octubre de 2016

MI ABUELO





Dicen que los abuelos nunca mueren,
que de tantos nietos, como él alguno será,
recuerdo la primera vez que mi ojos te miraron,
creo que de espanto yo me puse a llorar.

Aquel viejo zumbo como muchos te llamaron,
algunos te recuerdan por tu bravo coraje,
por tus sabias enseñanzas otros preguntaron,
que suerte la tuya y que grande tu linaje.

Tuve una niñez entre tus palabras y miradas,
entre el trotar del perro y del rebaño,
así fue mi niñez entre tardes soleadas y garuas
así pasé un año y también otro año.

Una tarde mis ojos se nublaron al verte,
porque iba a dejarte, tenía que cambiar mi destino,
partiría pronto y quizás no podría volver a verte,
pues mi madre me señaló un nuevo camino.

Los años pasaron, te hiciste viejo y fuerte,
quizás muchas mañanas esperaste mi llegada,
pero yo navegando y tal vez con otra suerte,
recordaba tus gratos consejo de madrugada.

Y como nada es eterno en esta vida,
partió primero la abuela una mañana,
yo muy lejos de ti sufría esta partida,
te quedaste solo en tu choza de la tacshana.

Abuelo tú me diste tu sangre y tu valor,
tu nobleza, tu intrepidez  y  tu gallardía,
Dios te llevó para que estés junto a tu amor,

ser tu nieto hoy para mí es mi alegría.

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