Muy desesperado
salí de mi lecho,
pues en esa noche
larga pude ver tu rostro,
como muy despacio
se posaba en mi pecho,
dejando apenas
sentir yo tu aliento.
Vi tu rostro
alegre sonriendo a la vida,
vi cómo tan dulce
me entregaste un beso,
y hoy me he
despertado sintiendo una herida,
en lado izquierdo
de mi ser amoroso.
Muy desesperado
cogí el camino,
mis pasos
aturdidos iban en tu búsqueda,
porque aquella
noche callada y sombría,
dejaste en mis
labios una honda herida.
Las flores del
campo acompañan tu encanto,
las aves muy
tiernas, cantando viven melodías,
hoy mi pecho ardiente,
se mece de espanto,
porque nunca
antes, te amé como aquel día.
Pero por qué no
recordar, aquella noche bella,
llenas de ilusión,
de amor, y mucha melodía,
noche por qué te
fuiste, si tú eras mi estrella,
yo un pobre soñador
que por tu amor moría.
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