Mis
hijos, son mi adoración,
son
mi alma
hecha carne, son mi luz,
son
dos mis hijos, cual estrellas de la noche,
que
juntos van por mi gran universo.
Son
mis hijos, el verbo que Dios enseñó,
es
el génesis de mi nuevo ser,
son
mi alegría, mi paz, mi sueño,
son
el encanto de todos los días.
Son
ellos, sólo dos, mis buenos hijos,
son
como el sol y la luna de cada día,
son
la dicha más grande que ven mis ojos,
son
el atardecer de una alegría.
Qué
maravilla es tener junto a los hijos,
el
gran misterio que Dios nos dio,
hoy
he comprendido porque mi llanto,
es
el mismo llanto que vi en Dios.
Son
los hijos, el gran prodigio,
la
que Dios ha dado a todo
ser,
ser
hijo y padre o padre e hijo,
son
solo ellos mi adoración.
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