lunes, 8 de mayo de 2017

DÉJAME MADRE MÍA




Si pudiera tener entre mis manos,
esas manos tuyas aunque envejecidas,
porque tú en la cuna me diste cariño,
me criaste fuerte, sano y con ternura.

Porque en tu vientre durante nueve meses,
bebí tu sangre, sentí tu calor y tu alegría,
sentiste la fuerza de mis movimientos,
fueron nueve meses que ensanche tu cuerpo.

Y tú me pariste con dolor y llanto,
sentiste mis labios al mamar tus pechos,
pues tus fuertes brazos fueron mi hamaca,
que por mucho tiempo descanso mi cuerpo.

Pero un día partí de tu lado,
arranqué tu alma, destrocé tu pecho,
con un beso en la frente empecé la vida,
quise hacerme hombre, buscar mi destino.

Por eso hasta ahora recuerdo esa noche,
- que Dios te bendiga, oh hijo querido-
dejé tu regazo, la casa, mis hermanos,
aún recuerdo tu voz en mi triste partida.

Por eso hoy que vuelvo de nuevo a tu lado,
con los años encima y lleno de ilusiones,
pues traigo en mi mano tu obra divina,
me formaste hombre muy bien respetado.

Gracias mujer por permitirme ser tu hijo,
ven, dame tus brazos, quiero acariciar tu rostro,
aunque maltratado por la pena y el sufrimiento,
déjame Madre mía, darte un beso en este día.  

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