lunes, 8 de mayo de 2017

GAVIOTA


Ayer que paseaba por la orilla del mar,
vi una gaviota que acompañaba mis pasos,
y he visto en su mirada, los ojos de mi madre,
cuando de niño me tenía entre sus brazos.

Esa gaviota cautelosa y serena,
se elevaba tan alto que no alcanzaba a ver,
y bajaba a la tierra tan precipitadamente,
que parecía mi madre, cuando me oía  llorar.

Que vuelo tan dulce de aquella gaviota,
que el mundo es tan pequeño para ella,
que solo extendiendo sus alas alcanza,
a copar toda esa inmensa maravilla.

Y se parece a mi madre de corazón noble,
que extiende  la mano al malo o al bueno,
y al hijo lo mima, pues le ama de verdad,
llenándolo todos los días de gran felicidad.

Y aquella gaviota que en mi paso iba,
se ha quedado atrás por trajín del tiempo,
ella tiene el alma, el alma tan pura,
porque en poco tiempo me ha dejado solo.

Y hoy que he vuelto de nuevo a pisar la orilla,
busco entre todas, la gaviota compañera,
pero no la hallo, solo encuentro una estrella,
acaso ha muerto ella, era entonces el alma de mi madre.

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