Has partido del hogar un
cierto día,
que mi voz no
llegó a tu despedida,
por eso recibe hoy con alegría,
esta oda sincera y preferida.
He pedido a todos que me cuenten
si partiste triste, alegre o
pensativo,
y todos con nobleza me dicen que aún sienten
tus últimas palabras
temblorosas.
Que a tu voz, tus ojos se nublaron,
como si al dejarnos perdieras el alma
no te olvides que junto a ti trabajaron,
la humildad, sinceridad y calma.
Yo sé que no es suerte, sino desgracia mía,
el poco tiempo que trabajé contigo
pero es honda mi pena y mi suerte
impía,
verte partir y no seguir contigo.
Hoy lejos tú de mi presencia
me acuerdo de tu aliento
soberano,
en mi cuento, mi musa o poesía,
recuerdo los consejos de un hermano.
Pero es ley de la vida ... y todos pagan
ver partir tus consejos que hoy no recibo,
pido al señor que cuide tu alma,
o será la última oda que yo
escriba
Con tesón y coraje en esta vida,
que desde aquí recibirás nuestro aliento,
aunque digamos hoy, él nos hace falta
seguiremos por la senda que has dejado.
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