Que día tan
fatal, que me dio la vida,
para perderte por
siempre amor mío,
te fuiste a la
otra vida, dejándome una herida,
y hoy vives en mi
mente cual misterio.
Te fuiste cuando
más te necesitaba,
y ahora que estas
lejos a Dios imploro,
llévame Señor- al
ser que amaba,
a quien di mi
juventud y mi vida entera.
Pero no recibo
respuesta a mi pedido,
y añoro mi
juventud que la he perdido,
desde que te
fuiste muy solo me he quedado,
no tengo a nadie,
a nadie he amado.
Señor, ¡oh Dios
omnipotente!,
porque tan joven,
tan joven la llevaste,
si todo era amor
y ahora está ausente,
allá en la gloria
un nuevo hogar le diste.
Dame paciencia
Señor para esperarlo,
porque amé a
muchas y no he conseguido,
el néctar de sus
labios al besarlo,
a ella, sí, tan
solo a ella lo he amado.
Otros vendrán
buscando mi cariño,
ofreciéndome su
amor y otra suerte,
y sin entenderlo,
pediré como un niño,
devuélveme mi
amor- oh mala muerte.
Y allá en la
desolada tumba que habita,
está mi corazón,
tienes mi alma,
ay amor, mi dolor
lo llevo cuita a cuita,
descansa en paz,
duerme en calma.
Tus promesas las
tengo bien guardadas,
selladas en mi
pecho siempre habitan,
tu ilusión, que
en mí fueron dejadas,
dentro de mi ser
aún palpitan.
Tú fuiste mi amor
el elegido,
el que entregó su
vida por mi suerte,
por eso hoy a
Dios le he pedido,
que me lleve al
lado tuyo con la muerte.
Y así poder vivir
allí eternamente
ya que en este
mundo, no lo fue permitido,
y entregarnos al
amor y nuevamente
hacer los dos lo
que nos han prohibido.
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