jueves, 10 de abril de 2014

PERDÓNEME SEÑORA



Perdóneme señora, si ahora al confesarlo,
hiera su intimidad de mujer en lo profundo,
pero en el amor, es difícil tratar de ocultarlo,
y más difícil aun cuando ese amor es profundo.
 
Son sus ojos culpables de mi gran martirio,
es su sensual boca la que siempre me inspira,
por usted hay tantas noches que paso en delirio
y en mi frágil sueño, su cálida alma me abriga.
 
Quisiera saber si usted está enamorada,
si tiene en su pecho el corazón latiendo,
dicen que es delito amar a una casada,
por usted vivo y por usted estoy sufriendo.
 
Yo no entiendo, porque llego a soportar tanto,
si en mis tardes miro que el ave inicia su vuelo,
me pregunto ¿por qué sufro? ¿por qué mi llanto?
si ella tiene dueño y suspiro mirando al cielo
 
Mi corazón abriga la fe en cada mañana,
en que usted sea mía como yo quisiera,
sin miedo a la muerte, porque su guadaña,
cuando hiere de veras, nos lleva a la muerte.
 
Perdóneme señora, pero es que no quiero,
que otro abrigue su amor y su cándida alegría,
esos besos suyos, serán para mi muy tiernos,
como el amanecer a su lado haciendo poesía.
 
No soporto que su amor con otro comparta,
y que me entregue a medias su amor sincero,
pues todo mi amor le entrego en esta carta,
en ella va mi amor y también – un te quiero-
 
Pues me basta tan solo escuchar – un te quiero –
para que mi pecho se hinche y se llene de usted,
son noches que pasan y noches que le espero,
por eso ahora dígame si en usted puedo creed .
 
¡Ay! ... yo no quisiera tan solo mirarla,
pues mis ojos se cansaron de verla pasar,
hoy yo quiero hablarle, tenerla y besarla
pero a mujer casada es pecado amar
 
Perdóneme señora, si yo al confesarlo,
le he causado daño o he sido deshonesto,
pues solo he querido todo esto decirlo,
perdóneme señora, por todo lo expuesto.


No hay comentarios.: