Cuando el sol se iba ocultando,
yo te he visto en tu puerta muy
hermosa,
y en verdad me has provocado,
comerte a besos ¡oh, mi gran diosa!
Miro al cielo y me aparece una
estrella,
que con fulgor va escribiendo tu
nombre,
entonces siento un vacío y mi corazón
se calla,
me viene tu recuerdo y lloro como un
hombre.
Eres
tú quien ahora vive metida en mi pensamiento
eres
tú la culpable de mis noches de alegría,
ya
no podre amarte porque muy lejos te siento,
y
aunque me lo prohíban, tú serás siempre mía.
Aquellos
labios tan finos ya no los besaré,
tus
ojos tan relucientes, ya no los volveré a ver,
y
ese cuerpo tan tierno, tampoco lo estrecharé,
pero
antes que me olvides, yo pronto me marcharé.
Pero eso si nunca olvides que te amé
tanto,
aunque tú eras prohibida sola a ti he
amado,
tú seguirás siendo mía, mi consuelo, mi
encanto,
y yo pasaré luego a ser aquel amor olvidado.
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