Oh divino Jesús,
maestro de maestros,
tú que moriste en la cruz
por no vernos sufrir a nosotros.
Tú que padeciste tanto,
tú que eres el señor del sábado,
todos los días elevo mi canto
a ti Señor mi buen Señor.
Tú que eres símbolo de amor
y que al cielo fuiste a preparar
morada,
tu padre Dios te mando esta labor,
para enseñar y salvar de nuestros
pecados.
Tú Jesús que eres tan fuerte,
supiste soportar el dolor en esta
vida,
si hasta venciste a la muerte,
porque no das consuelo a mi herida.
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