Una
mañana en que mi mano muy tranquila,
versos
de amor escribía temblorosa
a
mi alma llegó el dolor que le solloza,
pues
enterada está de tu muerte desastrosa.
Cerraron
ya tus ojos que aún tenías abiertos,
fue
el destino cruel que te segó la vida,
eras
muy joven, aún lleno de aciertos,
pero
no verte hoy es una herida.
Eras
un muchacho que entonabas
a
la vida una canción, hoy no cantas más,
ha
nacido una flor sobre tu tumba
y
aunque muerto hoy estás, por siempre vivirás.
He
de hacer un salmo para ti todos los días,
cargado
con el fardo de tristes pensamientos,
te
acabaste....... cuando nadie lo creía.
llevando
en tus recuerdos los frescos sufrimientos.
El
luto de la ropa de los amigos y deudos,
el
cortejo formando va compañero inigualable,
te
fuiste al cielo al llamado de Dios,
y
aunque muerto hoy estás, por siempre vivirás en el recuerdo.
Lima, 28
Octubre 1983.
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