Yo sé que un millón de palabras ya no pueden hacer que tú
vuelvas y lo sé porque lo he intentado miles de veces, he derramado muchas lágrimas
y lo sé, porque he llorado hasta quedarme sin lágrimas y con los ojos rojos y
poco a poco mi alma si iba quedando sin ti.
Sabes, que lo más doloroso es decirte adiós y no haber tenido el tiempo o el momento de despedirme de ti. Nuestros recuerdos de ayer sé que durarán toda una vida por eso te pido que guardes los mejores y que olvides los demás.
Espero que leas esta carta completamente y no lo dejes para después y te pido que cuando hayas terminado de leerlo, hayas entendido lo que te quise decir, decir que te amo y te sigo amando.
Sabes que decir estas cosas me costaron y me dolieron mucho hacerlo,
porqué creí que habían cosas que no volverían a pasarme, pero me equivoqué y
aquí estoy diciéndote y pidiéndote que vuelvas, que no te vayas.
Sé que tengo que aprender del amor, a veces estas cosas nos
enseñan que amar es dolor y que muchas veces caes en los mismos juegos y en las
mismas incertidumbres, en las mismas trampas y lo peor de todo, que al darnos
cuenta de eso a uno lo hace sentir como un tonto.
En verdad quisiera decirte tantas cosas lamentablemente no me
queda nada más que dejarte mis palabras en esta carta porque ni tú ni yo entendemos
bien que es lo que pasa.
Quizás no es la forma que debo hacerlo, pero la única razón
es que no podía hacerlo de otra manera, si tal vez me vieras ahora lo
entenderías, yo soy siempre seré el que te aconsejaba en tu diario caminar, muchas
cosas me tocaron vivir a mí, pero nunca darte una triste despedida.
Adiós amor, si aún recuerdas todo lo vivido, todo lo soñado y
todo lo amado.
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