a Luz María Gutarra Agurto
Te fuiste una mañana muy fría y hambrienta,
el aguacero en la ciudad te acompañaba,
todos callados viéndote partir cuál tormenta,
y los recuerdos en nuestra mente se quedaba.
y tu inmenso amor poco a poco se callaba,
le llamabas y pedíamos a Dios que te aguarde,
todos ahí callados, pues nadie hablaba.
y lo has dejado batiéndose con el viento,
pues hoy Dios te ha mostrado tu camino,
y hay tristeza en mí cada momento.
aunque duele, fue muy pronto tu partida,
ahora estás ahí donde van los muertos,
y nosotros siempre abierta nuestra herida.
y has dejado huellas en un mar profundo,
siempre estarás presente, pues no se olvida,
quien nos dio su cariño cada segundo.
y aquellos recuerdos la mente no borra,
estarás presente como está el viento,
porque mi ser tu gratitud siempre añora.
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