Ayer fuiste el
amor que yo adoraba,
eras mi encanto,
mi Dios, mi paraíso,
hoy eres el
recuerdo del corazón que te amaba,
y llegó el final
porque Dios así lo quiso
Como añoro las
tarde de aquel verano,
cuando cogidos de
la mano paseamos,
hoy esa arena
cálida sufre como humano,
porque tú y yo,
ya no le visitamos.
Como estará de
triste el parque aquel,
que en la noche
nuestros cuerpos abrigaba,
hoy alguien te
dirá ¿qué es de él?
más tú sin querer,
le dirás – ya no me ama-
La avenida de tu
casa, la ventana de la espera,
como añoran las
tardes plomizas de invierno,
y el juguetear de
tus manos o el chillido de una sirena,
harás que vuelvas
a sentir mi gran amor eterno.
Pero que desolado
fin, que efímero fue tu amor,
me diste un beso,
un abrazo y una despedida,
tus ojos
lloraron, los míos,
miraron el dolor,
de una mujer que
por mí, fue muy querida.
Pero fue ayer
cuando nos dijimos adiós,
tú tomaste tu
camino y fui perdiendo tu amor,
yo me quede muy
solo, sin ti tan solo con Dios,
pues él me dio las
fuerzas para apagar este dolor.
Todo fue muy rápido
y tal vez algo violento,
tú querías
imponer tus caprichos y tu parecer,
más yo vivía callado
y te seguía muy atento,
pues yo te iba
perdiendo y todo pasó ayer.
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