Camino
lentamente buscando un refugio,
me
añora la esperanza de un vivir mejor,
mi
cuerpo está cansado y busco un abrigo
que
cubra mis dolores y me llene de amor.
Marchito
son mis días desde que has partido,
la
tierra gira entorno a mi desolación,
desde
que tú te fuiste ya todo está perdido,
mis
penas hoy habitan dentro del corazón.
No
puedo olvidarte, es grande mi cariño,
los
días se hacen corto, la noche es muy larga,
y
te busco en las tarde, pregonando como un niño,
y
el eco me responde – que no hay pena que valga-.
Quisiera
yo sellarte bajo esta fría tumba,
andar
con la esperanza de un nuevo amanecer,
creer
que no existes, que fue una pesadilla,
pero
me he dado cuenta que empiezo a padecer.
En
vano es entonces todo mi sufrimiento,
sabiendo
que te fuiste para nunca volver,
te
amé en demasía y estas en mi pensamiento,
no
puedo olvidarte y no se ya que hacer.
Te
pido que tú vuelvas paloma a tu nido,
trayendo
entre tus manos toda mi felicidad,
tú
sabes que solamente a ti he querido,
sabes
que ya no puedo vivir en soledad.
Mis
lágrimas hacen mares desde tu partida,
te
digo muy callado que no puedo dejarte de amar,
este
corazón mío sangrando esta su herida
y
sabes que no puedo… que no te puedo olvidar.
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