Sin pensar a donde iba,
sin saber yo que hacer,
escuche una voz que
cantaba,
y hacia ella me fui a
parar.
Y eras tú la que muy
alegre,
bella mujer me esperaba,
y la luna muy tranquila iluminaba,
y seguías muy alegre tu
cantar.
Yo tuve que esperar que tú terminaras
aquella melodía, con mucha
emoción
para poder decirte lo que
yo sentía,
y que tu amor era toda mi
fragancia.
Tan sola las estrellas nos
iluminaba,
y yo tuve que empezar
hablar,
decirte lo mucho que te
amaba,
y tú me tuviste que
escuchar.
Tú hiciste caso a mi
mandato,
y me dijiste que también me
amabas,
yo fui tan amable para que entendieras,
que con un beso te pagué tu
canto.
Tú me abrazabas y yo te
besaba,
yo te miraba y tú me
cantabas,
los dos prometimos amarnos,
sin medida y así empezamos.
Te estreche entre mis
brazos,
muy locamente y sediento de
ti,
te di uno y muchos besos,
porque nadie lo haría por
mí.
Yo tuve que partir
hasta mañana mi amor,
solo te dije al partir
pero en mi sueño te quiero
ver.
Y ahora vivo pensando,
en ti y en ese dulce amor,
tan sólo vivo cantando,
aquella canción de amor
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