Era
la tarde de un día de abril, las clases en la escuela ya habían empezado, me
encontraba en la esquina de la calle del barrio en compañía de mi amigo Juan,
entre bromas y carcajadas vi pasar a dos señoritas, nunca las había visto por
nuestra calle, y mucho menos por el barrio.
La
pregunte a mi amigo queriendo saber quiénes eran, pues mis ojos se quedaron
maravillados al verlas, pero solo una de ella me interesaba, era muy niña me
parece, la otra ya una joven muy hermosa también. Mi pregunta fue contestada
con – no les conozco, pero han venido por tu casa-
Mis
días pasaban entre el colegio, la esquina del barrio, la puerta de la casa de
mi amigo Alejandro, más conocido como “Toro Loco”, el cual vivía sentado en su
puerta pues sufrió un accidente automovilístico y quedo así, invalido.
No
paso muchos días y estas señoritas volvieron a pasar una tarde y casi a la
misma hora, las mire sin diferenciarlas, pues ambas eran hermosas, la menor que
la llamare Consuelo, me miro, la mire y ella me llamo a su lado – hola- me
dijo, -hola- le respondí -, me podrías colaborar con la compra de unos tickets
de rifa para el día de la madre, son actividades de mi promoción, este año
acabo la escuela y pensamos hacer una fiesta de promoción, me continuo
diciendo.
Yo
no tenía dinero para poder comprar estos tickets, le quede mirando a mi amigo
Juan, él también me miro y con señas le dije que vinieses, el cual accedió a mi
llamado.
Les
dije - se llama Juan – él les saludo a las dos chicas, yo pensé que él podía
solucionar este problema, siempre lo hizo, y así fue, le compramos dos tickets
cada uno, pero sorpresa mía, ambos en ese momento no teníamos dinero, le mire a
él, mi miró y luego hable – ¿podemos pagar más tarde? si - respondieron, les dije a las 7 de la
noche les espero aquí, en esta esquina, - ellas solo dijeron – está bien – a
las 7 estaremos aquí.
Mi
amigo Juan sabía que yo no podía pagar estos tickets, el cual me dijo no te
preocupes, yo los pagare, nos vemos a
las 7 de la noche me dijo, está bien le conteste.
Llego
la hora y yo estaba en la esquina esperándoles, ni mi amigo ni ellas llegaron,
pero no se demoraron muchos, unos minutos luego llegaron la 2, ya una de ellas
sin uniforme escolar, las dos muy bien vestidas, era una sorpresa para mí, la
mayor que se llamaba Esperanza me dijo - ¿y donde esta Juani? – le dije aún no
llega- pero vamos a su casa, quizás se olvidó de esta cita, ellas accedieron,
llegamos al lugar, le silbe y luego
salió,
Se
saludaron y tan pronto termino el saludo ellas nos dijeron que le acompañáramos
a la farmacia de la zona 21 de abril, le
dijimos que sí, vamos les dije y empezamos el camino.
Unos
cuantos minutos ellas caminaban juntas, yo al lado derecho y Juani al lado
izquierda, ellas iban bien resguardadas, pero llegamos a un parque de palmeras
y Consuelo se adelantó, pues una perro ladraba escandalosamente y tuvo miedo,
le seguí yo como su defensor y me dijo – está linda la noche – le dije -muy
linda, mira está llena de estrellas, cógete una, me dijo no quiero una, quiero todas las
estrellas, pero le dije pero son muchas, ¿que eras con todas ella?, me miro y
bajo el rostro, me dijo –serán mis hermanas- yo solo tengo hermanos varones y
ellos no son iguales como las mujeres, Esperanza es mi cuñada, pero es una
hermana para mí, su esposo, mi hermano, es malo, tiene otra mujer, y me
preguntó ¿así son los hombres?- le dije: - no – no somos así, algo paso en
ellos pero dejémoslo ahí.
Conversamos
un poco más y ellas ingresaron a la farmacia, que compraron, no lo sé, no les
pregunte nunca y fue tan rápido que nos vimos regresando, yo adelante con
Consuelo y Juan y Esperanza un poco distante, llegamos a su casa de Consuelo
pronto, yo no sabía dónde vivía, pues era mi vecina, pues vivía a cuatro
puertas de mi casa, que sorpresa, nunca la había visto.
Llego
Juan y Esperanza, él pago los tickets de la rifa, se despidieron y me pregunto
si me quedaba, le dije si – pues ya me lo había pedido Consuelo en el camino,
que me quede un momento más para conversar y así fue.
Nos
quedamos solo esa noche, ella saco unos bancos de madera para sentarme, ella
parada junto a mí me interrogaba el cual con firmeza le respondía, la hora en
que vivía no sabía, solo vi pasar a mi padre que ya iba al trabajo, pues
supuestamente eran las 4 de la mañana, no lo sentí el tiempo, paso tan rápido,
yo me quede ilusionada con ella, pues le dije ya me voy tengo que ir al colegio
y ella suplicante me dijo, puedes ir a recogerme a la escuela, estudio por 2 de
mayo, ¿podrás ir?, le dije sí, espérame ahí estaré a las 5 de la tarde.
No
conocía la escuela, pero llegue al lugar que ella me había pedido que la
espere, ella llego acompañada de dos amigas, me aleje rápido de ellas, tenía vergüenza
que me vean de la forma que iba vestido, pero Consuelo ya me había visto, y le
llamo – Fico, no te vayas, espérame -, le espere una vez más pero ella seguía
viniendo con sus amigas, y hasta que llegaron, hola- les dije – ellas al
unísono respondieron con un –hola -, ella me presento, conversaron unos
segundos más y partieron, yo con miedo y sin saber por dónde ir le dijo – vamos
- .
Caminamos
unos 30 minutos y llegamos a su casa, habíamos hablado de muchas cosas del
colegio, y luego me pidió que volviéramos a vernos en la noche, lo cual
accedió, me moría por estar con ella y decirle que la estaba amando, llego la
hora, eran ya las 7 de la noche y volví a buscarla a ella, en la esquina de su
casa, ella estaba en su ventana esperándome, me vio llegar y luego salió
trayendo en sus manos el banco de madera.
Me
senté ahí, me pregunto muchas cosas de mí, donde estudiaba, como se llamaban
mis padres, hasta que me dijo, puedes peinarme, hazme trenzas ya voy a dormir,
le solté el cabello y con mis manos empecé a hacerle una trenza, por ratos
dejaba su cabecita descansar en mi pecho y me miraba de abajo hacia arriba, yo
le quedaba mirando tan tiernamente, que en verdad me moría por llenarla de
besos, y así jugueteando con sus cabellos me atreví y la bese, fue tan rápido
aquel beso que no lo sentí tan bello como el segundo, ella me cogió de la
cabeza y me tapo la boca con sus labios y no me dejo pedirle disculpa por
haberla besado sin su consentimiento.
No
nos dijimos nada por un momento, mas ella bajo el rostro, pensé que era por
vergüenza, ya me quede callado, mas luego rompí el silencio con un –perdón,
pero te amo – el cual ella me dijo – yo también te amo, pero nunca me dejes por
favor, otra vez no sé cuántas horas pasamos juntos, y regrese a casa y dormí
muy poco, me levante y tuve que ir al colegio como todos los días y también
todas las tardes ir a recogerla de la escuela.
Hoy
son vivos recuerdos, recuerdos de mi infancia que quedaron en mi pueblo,
siempre regreso, la calle, la esquina, la casa de ella están ahí, pero ella, ya
no, se fue muy lejos, salió de mi corazón y tomo otro vuelo. Esta historia
continuara, porque aún no tiene fin.
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