Hay una mujer muy delgada, ya
anciana, que pasó sus años trabajando y criando a sus hijos y luego a los
nietos.
Nacida en el ande peruano, en
el siglo anterior, nació junto a una quebrada, y cuando llovía, el agua
transcurría muy cerca de su casa, sus padres apuraban a sus hijos a poner
piedras para que el agua no llegue a la casa ocasionado inundaciones.
Otros días se dedicaba a pastear sus ovejas, algunos ganados que tenía, solo dos años se fue a la escuela, más importante era el campo, los cuyes, las ovejas, el ganado para sembrar las chacras.
A los 19 años se casó, en un día de enero que se celebraba la fiesta del pueblo, a los 2 años de casada tuvo su primer hijo, dos años más tarde, otro hijo más, su marido era agricultor, tenía conocimiento de zapatero, a veces ponía suela nueva a los zapatos de la familia que algunos tenían, pues la mayoría usaban unos “yanquis”, que eran unas ojotas de llanta de automóvil, no había mucho trabajo para él, por eso decide viajar a la costa pues en aquellos tiempos estaba en apogeo la pesca y es así que luego viaja, dejando mujer y a sus dos hijos pequeños
La vida para esta mujer cambia mucho, el marido se olvida de ellos, los hijos tienen hambre, necesitan vestidos, extrañan al padre, pero el marido sigue en su mundo, olvidando quizás que tenía mujer e hijos,
Habría pasado más de 3 años y no se tenía noticias de él, por eso la mujer y sus dos hijos deciden un día viajar a la costa en busca del marido.
Al llegar al lugar donde se hallaba el marido, no fue todo bueno, ni tan bonito, pronto tuvieron un hijo, y al poco tiempo una hija, ya no eran dos, eran cuatro hijos que ellos tuvieron.
La
pesca seguía en crecimiento, la diversión en el puerto no cesaba, los hijos ya
habían empezado a ir a la escuela, pero cada día el sufrimiento de esta mujer
aumentaba.
Los hijos fueron creciendo a ritmo del tiempo, sin gozar las cosas bellas de la vida, los hijos tenían que vivir y empezar a dejar el hogar, pues la madre era capaz de hacer cualquier cosa por darles a sus hijos, ya le había dado la vida, pero algo más, no podía ofrecerles, por eso los hijos uno a uno van dejando el hogar que les cobijo sus primeros años de adolescentes.
La mujer de la historia, es una mujer divina, con poca instrucción, enseñó a su hijo mayor un arte muy lindo, la poesía, este niño apenas tenía 10 años y ya declamaba en la escuela, en la radio y luego fue obteniendo logros en el colegio, en su vida profesional, pero esta mujer nunca se dio por vencida, ni rendida, porque los hijos al crecer se le iban de la casa porque querían salir adelante, querían seguir estudios superiores, por eso, ellos dejaron la casita humilde del puerto, y salieron en busca en un futuro mejor y así lo consiguieron.
Esos niños de ayer, casi ya se ven realizados, dos son marinos, uno es aviador y la última, ama de casa.
Esa
mujer del ande tiene ya 83 años, a duras penas vive junto al marido, ahora está
cansada, la cabecita está llena de nieve no sé si se sentirá orgullosos de sus
hijos, pero los hijos si nos sentimos muy felices de tenerla vida y orgullosos
de una tener a una madre héroe.
Esta historia es de una mujer llamada Ana Sánchez y saben quién es…es mi MADRE.
Autor:
Federico Mendo Sánchez
Perú
Federico Mendo Sánchez
Perú
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