Era un día
cálido, casi inesperado,
un poco
aturdido esperaba tu llegada,
yo caminaba,
iba de un lugar a otro,
para no darme
cuenta, de aquella alborada.
Sentía tanta
angustia que tú no llegases,
y los
mensajes uno tras otro iban llegando,
espérame un momento
- me decías,
ya voy a
llegar… solo sígueme esperando.
Llegó la
tarde y pude tu voz escuchar,
yo estaba muy
distante y solo te pude decir,
ya voy
llegando, avanza tú a la morada,
aquel lugar
testigo de nuestro gran vivir.
Estabas muy
hermosa y tu rostro brillaba,
del cálido
sol que la mañana abrigaba,
yo buscaba en
tus ojos aquella mirada,
que me lleve
a decirte, lo mucho que te amaba.
Nos sentamos
juntos al filo de la cama,
y sentí tu
fragancia, que a mi cuerpo envolvía,
te cogí la
espalda y todo mi ser sentía,
como tú
temblabas y me confundía.
Tu pronto
dijiste que era imposible,
que no
aceptabas esa relación,
más mis
labios sellaron tu cándida boca,
y sentí yo
tus besos con mucha emoción.
Transcurría
el tiempo y tus manos sentía,
que por mi espalda
cruzaban dándome pasión
te envolví
con mis besos y tus senos lamía,
te dije te
amo, te amo, con todo el corazón.
Pasaron los
días y todo en silencio,
pues yo
meditaba en aquella pasión.
cerraba los
ojos y me envolvía en tu rostro,
al recordar
tus besos, con mucha emoción.
Yo partí tan
luego trayendo mi pena,
y no pude
decirte que llego el adiós,
tan solo te
pido que nunca me olvides,
porque
volverá la tarde y te hablará de amor.
12 julio 2018
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