El
tiempo escolar son los mejores años de recuerdos, la inocencia vive en tu alma,
los días se hacen tan cortos pues entre el ir y venir de la escuela pasa muy
rápido el día.
Transcurría
el año 1973, era diciembre, el día aun no puedo recordarlo, pero creo que fue
antes de Navidad, ya la algarabía de mi infancia está en mi cuerpo alborotando
mis neuronas, los sueños apasionados y los deseos por saber que era un beso
perturbaban mi sueño.
Aquel
día que trato cada momento recordarlo y aún no consigo, llegó. Una prima que
llamare María me había invitado a la fiesta de promoción de la Escuela de
Primaria, teníamos mucha amistad y siempre compartíamos horas de estudios.
Les
seré sincero, ese día mis padres no supieron que yo iría de acompañante de mi
prima María a su fiesta, pues no quise ocasionarles gasto, solo usé mi mejor
pantalón y una camisa que tenía poco uso, en esos tiempos y en mi ciudad no se
usaba los ternos en este tipo de fiestas, quizás en otros lugares sí, pero en
mi barrio por ese momento no era indispensable.
Llegamos
presurosos a la casa donde se iba a realizar la fiesta, la maestra de mi prima
nos da la bienvenida, algunos padres estaban presentes, más mi prima y yo
llegamos solos pues nuestros padres estaban en el trabajo y quizás no tuvieron
tiempo para esta fiesta.
La
fiesta se estaba poniendo muy linda, las chicos y chicos bailaban mucha música
del momento, como la cumbia, la guaracha, el mambo, el rock, pero había una
señorita que no bailaba, pero se le veía alegre, conversaba con una señora de
edad, aparentemente era la abuelita, terminé de bailar y la siguiente pieza
musical le pedí poder bailar con ella y en verdad me sorprendí accedió a mi
petición.
En
ese momento se escucha en el salón de baile la canción “La vaca blanca” y lo
cantaban los Girasoles, conjunto musical peruano, estaba de moda por esos años.
Ella
se divirtió con el baile y yo la miraba muy detenidamente, pues mis
sentimientos me ahogaban y me pedían que le diga – eres bonita, ¿puedes ser mi novia?
pero termino la pieza musical, le agradecí por permitirme bailar con ella y
ella procedió a su asiento y siguió su conversación con la señora que le
acompañaba.
Ya
no volví a bailar más con ella, porque vi que un chico le fue a sacar a bailar
y le negó, tuve miedo que me deje con la mano tendida, por eso ya no baile.
Llegó
abril de 1974, las clases en el colegio San Pedro empezaban, grata fue mi
sorpresa que ese año, empezaba de nuevo a ser colegio mixto, y quien era la
alumna que paseaba por el patio…ella… Jesús Medina…ahora para mí era el
problema, si hablarla o quedarme callado.
Tome
valor, me fui acercando poco a poco, le miraba fijamente como queriéndola ganar
la guerra con la mirada, ella se dio cuenta de mí, me sonrió, entonces dije
batalla ganada, seguid adelante noble guerrero y le salude, me contesto muy
amablemente, nos hicimos algunas preguntas y volvimos de nuevo al salón de
clases.
La
espere en la salida, yo tembloroso camine despacio, esperaba que ella me
traspase, tenía ganas de conocer su domicilio, entonces deje caer mi lapicero,
y atrasé mi paso y le dije – hola – te puedo acompañar- ella me afirmo con su
cabeza, - gracias – le conteste. Le pregunte que profesores habían llegado hoy
a clases, que el colegio era el mejor de nuestro pueblo, que podía contar
conmigo en lo que ella creía conveniente y así llegamos hasta una cuadra antes
de su casa y me pidió que la dejara allí, que su madre podría vernos y le
castigarían, yo acepté y le dije mañana volveremos a vernos, ella me dijo muy
bien así será.
El
tiempo paso entre aulas, patios, recreos, días deportivos y días de actividades
culturales, ella acepto ser mi novia, el día fue un 9 de julio, fue un día
martes, me encontraba muy triste pues cumplía ya 16 años, mi padre era
pescador, se encontraba lejos de casa, mi madre un mujer que trabajaba en una
fábrica de conservas de pescado, se había olvidado de mi cumpleaños, fue que
Jesús Medina al encontrarme sentado en el patio del colegio quizás cabizbajo me
dijo- hola- que te pasó- le dije nada, solo que hoy es un día especial para mí,
y me volvió a preguntar porque, porque es especial, - le dije : - deseo que tú
seas mi novia – y me miro sonriendo, lo entendí como una burla, baje el rostro
y ella con su tierna mano me levanto la cara , me miro y me dijo – lo acepto –
con una condición – que nunca me dejes – y yo acepte.
Las
cosas fueron muy lindas, nuestra pasión siempre fue honesta, yo iba a su casa
por las noches, ella me esperaba en su puerta, conversábamos un poco y yo me
despedía, pues al día siguiente volvíamos al colegio o sino a la Iglesia Virgen
de la Puerta de nuestro pueblo.
Hay
cosas, muchas cosas que pasaron en nuestra vida, yo termine el colegio y viaje
a la capital en busca de seguir estudiando alguna profesión, fue así como
conseguí ingresar a la Marina de Guerra, ella seguía en el colegio, yo no tenía
comunicación con ella, perdí toda comunicación, púes en mi empezaron los viajes
y muchos viajes que no podía regresar a Chimbote, eso viajes y yo somos los
culpables de que ese amor fuese olvidado.
El
tiempo pasó en mí, y hace como 5 años la busque, las amigas me dijeron que se
había casado, que tenía dos hijas y que era feliz, entonces me quede en
silencio otra vez, no la busque más y dije que siga siendo feliz.
Hoy
me siento muy triste su cumpleaños fue el 29 de junio , hoy cumpliría 60 años,
pero la vida nos da sorpresa, me acabo de enterar que el día 6 de enero del año
2017 había partido al más allá, el cáncer la mato y yo lejos de ella, por eso
digo que durante los dos años que
estuve junto a ella, ella fue mi
confidente más cercano y mi mejor amigo, ahora no la puedo mirar físicamente,
porque sé que nunca volveré a verla, por eso ahora estoy recogiendo mis
recuerdos y mis pensamientos y quiero dar gracias a todos que compartieron
conmigo muchos sueños, hoy la tengo solo en fotografía y esta historia fue real
y lo tengo que terminar. “Que Dios te tenga en la gloria Jesús Medina
Cabanillas”
6 enero 2020
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