Era
un atardecer, el frío estaban envolviendo la ciudad, más yo salí en búsqueda de
tranquilidad, pero la primera mujer que vieron mis ojos fue ella, Paty, venía
muy alegre y presta a jugar vóleibol como todas las tardes con las amigas.
Ella
también se sorprendió al ver mi llegada, hasta me pareció que quiso retroceder,
pero ya estaba en la mitad del camino y yo acelere en el paso para poder
encontrarnos a solas y preguntarle ¿Qué paso? ¿por qué esa ingratitud? Ella me
miró fijamente y hasta sentí su odio hacia mí, yo le sonreí y le esperé sereno,
hola – le dije, buenas tardes, recién acabo de llegar, y ¿tú que haces?
Se dejó saludar con un beso y luego se apartó
de mí apresuradamente, ella me contesto que se iba a jugar como todas las
tardes, yo le deje pasar, ella se marchó de mí, yo solo percibí de ella una
tristeza y continúe mi camino.
Llego
la noche y estando yo en la cama, recibí una llamada de ella, en la cual me
dijo entre otras cosas que estaba mal lo que estaba haciendo, que no debíamos
estar juntos mucho tiempo, que quizás ni nos saludemos, la gente del pueblo
confunde la amistad con otra cosa, por eso es mejor que te alejes de mí.
Yo
acepte su pedido con mucho dolor lo acepte pues me parecía que me cortaba el
tiempo y que mejor era desaparecer, como podía vivir yo sin mirarla, sin
saludarla, sin sentir los rayos de sus días cada mañana, cada tarde o al anochecer,
pero así lo acepte.
Yo
lo estuve cumpliendo su pedido hasta que recibí una llamada de un amigo del
pueblo en la cual me pedía que venga pronto al bar de la señora Haydee,
presuroso acudí y no encontré a nadie conocido, ni el que me había llamado,
luego pregunte por él y el dueño del bar, saliendo me dice: - pasa, están al
fondo, creo que te están esperando porque hay cuatro sillas y solo son tres.
Fue
una sorpresa incómoda para mí, entre dos hombres se encontraba ella “Paty”
bebiendo cerveza y al llegar hacia ella, los amigos me dicen siéntate allí,
pero yo decía esto no puede ser, si ella me ha pedido que no podemos estar
juntos, la miré, ella me miro con los ojos llenos de lágrimas, cogí la silla y
tome mi posición al lado derecho de ella.
Su
mano contenía un vaso lleno de cerveza, me mira y con los ojos rojos por el
llanto me dice – tomas- le respondí con la cabeza – entonces me dijo – salud -,
yo
le pregunte que paso, porque ese llanto, solo ella me dijo – no me hagas caso –
déjame con mi dolor – ya no creo en el amor – los amigos se sonreían, mas ellos
con las bromas le dijeron – allí esta- dile – no calles- y yo le miraba y ella
con tristeza me dijo – tengo miedo –
Yo
no le pregunte nada más, solo me calle y pensé que el amor cuando es amor es
doloroso, que la rutina cansa, que la falta de amor nos convierte en esclavo de
amar, también la soledad nos lleva a esto, más yo seguía bebiendo con ella y
los amigos, hasta cambiamos de conversación, pero de vez en cuando ella me
miraba y yo le sonreía y en mi
atrevimiento le cogí la mano, ella me apretaba con intenciones de mutilar mi
mano, yo le miraba y poco a poco ella se fue acercando a mi pecho pero aun con
los ojos rojos por el llanto.
Estaban
los amigos que eran sus primos, y ellos festejaban este encuentro, uno de ellos
ya sabía de esta loca relación, y fue el que me llamo por teléfono según ha
pedido de ella.
Bebimos
un poco más y las horas pasaban, ya habíamos pasado al siguiente día y mis
brazos sostenía un poco de su cuerpo, quise callar mi amor, pero mis
sentimientos afloraron y con un beso cerré su boca que estaba hablando mucho,
ella no lo creía lo que estaba sucediendo, se puso a cantar entonces y todos
nos sonreíamos, era tarde ya, les pedí que acepten mi retiro, tenía que
descansar, mas ella suplicante me dijo- te vas a ir – me vas a dejar - le conteste con ternura que mejor era ir a descansar,
ella acepto mi pedido y me dijo vamos déjame en mi casa que más tarde nos
veremos en el baile social.
El
baile social del pueblo, estaba muy concurrido, yo había aceptado controlar la
entrada del público, la vi entrar acompañada, no nos dijimos nada, la tristeza
se iba apoderando de mí.
Tenía
muchas ganas de verla bailar o tal vez bailar con ella, pero tenía que cumplir
mi misión, apoyar a la comisión de la fiesta, las horas pasaban y estábamos por
acabar el día y salí en busca de ella, no estaba lejos, estaba muy cerca de mí,
la mire, ella me miro, y con sus ojos me dijo: -ven – yo presuroso acudí y me
dijo vamos a bailar, yo no me hice rogar y bailamos muchas piezas musicales y
me cogía de la mano a no soltarme y me repetía te extraño – te extraño – yo sé
que vas a partir y volverás el otro año, pero nada hará cambiar esa cosa que
siento por ti.
Yo
solo le sonreía, no le quise decir nada, solo le dije – no va ser así – si me
voy – tú te vas conmigo – aunque sea me llevo tu mirada, tu beso de aquella
noche y te dejo el calor de mis manos que acariciaron tu cuerpo.
Ella
quería seguir bailando conmigo, pero había miradas que empezaron a espantarme,
quizás estaba actuando mal, entonces muy bajito le dije- ya tengo que
retirarme- es hora de descansar – solo pudo decirme apenas – anda con Dios- que
mañana te volveré a buscar.
Esta
es una historia de un sueño que no sé cuándo irá acabar, ella me extraña mucho
y yo no sé vivir sin ella, díganme ustedes, ¿será acaso un gran amor?
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