EL AMOR DE UNA TARDE
Capítulo III
Vamos
a empezar el tercer capítulo de esta historia de “El amor de una Tarde”, espero
ser más ligero en esta narración, ya les habré cansado con esta historia, pero
debo escribirla, quizás mañana ya no la recuerde, por eso léanme o escúchenme.
La
fiesta había terminado, su madre nos encontró al amanecer, ella no fue a la
escuela como dos días, más yo iba todos los días a la escuela a recogerla, sus
amigas me preguntaban por ella, y fue así que yo al llegar una tarde de su
escuela, ella estaba en su ventana esperándome pasar, me llamo y me dijo: hoy
ira mi madre a hablar con tus padres- le dije ¿de qué? – Ella me respondió – de
lo de esa noche- le dije entonces y que diré, ve tú lo que tienes que decir.
Yo
me había olvidado que su madre iba a venir a mi casa y me apresuraba a salir
como todas las noches, pero alguien toco la puerta, mi hermana salió ver quien
era, y regreso diciéndole a mi madre que le buscaban a ella. Mi madre salió y
ya no regresaba, pensé que era algún familiar pero no fue así, era la madre de
Consuelo, ella y su tía, no demoraron en
llamarme, me acerque a ellos, les salude y no fui contestado mi saludo, solo
ella me miraba y agachaba la cabeza mientras su madre me reclamaba y mi madre
trataba de defenderme, fue una actitud muy soberbia de parte de su familia de
Consuelo, lo que al final de todo esto me llevo a superarme cada día, trate de
dedicarme más a los estudios, pocas veces iba a recogerla de la escuela, las
noches eran muy rápidas, nos veíamos unos minutos, dos o tres besos y hasta
mañana.
Llego
una navidad muy triste para mí, no sé si para ella también, pues había tomado
la decisión de viajar a la capital a seguir mis estudios superiores, en esos
tiempos Chimbote no contaba con Universidades ni institutos de educación
superior
Salí
un día 18 de enero del año 1976, con sueños e ilusiones, no pude despedirme de
ella, a pesar que ella sabía de mí partida, quizás ya no quiso continuar
conmigo, pero mis sueños eran otros, también junto a ella, pero no pude
despedirme.
Ingrese
a la Escuela de la Marina, en el mes de abril empezaron mis estudios, yo seguía
enamorado pero no sabía nada de ella, hasta que llego un 9 de julio y me llegó
una carta a la escuela, al abrirla era de ella, me hablo de muchas cosas, me
dijo que estaba arrepentida de su actitud, que me seguía amando y que vuelva
pronto, cosa que me era imposible para mí, mejoro un poco mi vida, pero empecé
a escribir más, mi primera navidad y mi año nuevo de marino lo pase junto a
ella, fui muy feliz, ella también, me llevo a visitar, algunas amigas de su
escuela que sabían de nosotros, también estaban echas unas señoritas, fue lindo
esos tiempos, pero duro poco mi felicidad, las cartas nos envolvían cada semana
en una pasión tan intensa, pero eso no tuvo valor, ella cada vez me pedía que
vuelva a nuestro barrio, me pedía que le acompañe a tal o cual evento que organizaba la
promoción de su colegio, pero me era imposible, la Marina vive de reglamentos y
tenía que cumplirlos.
Teníamos
ya casi 4 años de estar distantes, llenándonos de cartas y recuerdos, pero no
le basto a ella, a veces viajaba a ver a mis padres y aprovechaba de verla,
pero ya ella no quería verme, yo pasaba por su casa y me decía no podía salir
porque estaba su hermano o su madre despierta y así me regresaba con esa pena y
tristeza, que una amiga muy buena de ambos llamada Magda, me entendía y yo al
partir le encargaba a ella, que me la cuide.
Tengo
ya que decir la verdad, trascurría el año 1979, y en una visita a mis padres,
una señora que no diré su nombre me ve parado en la esquina de la casa de
Consuelo esperándola y me llama y me dice. Fico sigues con Consuelo- yo le dije
sí, pero esa mujer no te conviene me dijo, el alma se me enfrió, me agache y
llore, me conto muchas cosas y decidí dejarla a ella para siempre, al día
siguiente me regrese a Lima, me entristeció mucho, pero tuve que hacerlo.
Había
pasado más de 15 años cuando yo la deje de ver por última vez, yo ya me había casado,
y en visita a mis padres mis amigos me dicen , tu amor está viviendo acá, el
otro día ella me pregunto por ti, yo le interrogue mucho a este amigo y pensé
que debería ir a verla, deje pasar unos días queriendo no hacerlo hasta que me
anime, era un mediodía, fui a su casa, le silbe, salió, me miro, me llamo, me
acerque, le propuse que salga para conversar, pues en su casa no era posible, yo
era prohibido, ella no quiso, me pidió que hablásemos en su casa, yo acepte,
ella me entrego algunas fotos que se olvidó de enviarme en las cientos de
cartas que me había mandado, la acepté solo una, era la que más me recordaba,
me conto su versión de su vida, su pasado, su vida de mujer y de madre, pero no
podía aceptarme más que amigo.
Yo
me volví Lima, la vida siguió para mí,
entre viajes y comisiones del servicio, mi vida paso entre recuerdos y olvidos,
mas luego después de 15 años de la última vez que la vi, un día recibí una
llamada, respondí, y era ella, me dijo si podíamos vernos, el cual acepte, ya
no era la misma de mis sueños, los años le habían dejado huellas imborrables,
esta vez ella me espero con un chocolate, yo le lleve quesos que me había
pedido, al llegar a ella, le desconocí, estaba cambiada, pero ella me llamó por
mi nombre, la mire y solo no me quedo que decirle – hola -., y después vivimos
esa pasión y romance que lo habíamos perdido, me dijo cobrémonos la venganza
tanto tuya como la mía yo acepte, sin ninguna condición, pues no quería
lastimar a muchas personas en mi vida, fueron casi seis años de relación
prohibida, pero tenía que darle fin, porque a pesar de lo que nos prometimos al
comienzo, ella quiso tomar posesión de mis actitudes y de mi vida, le entregue
todas las cartas que aún les guardaba, muchas se quedaron en el atlántico, le
entregue su foto, algunas cositas más y le dije se terminó, era mayo del año
2010, ya no quise saber de su vida, me hizo mucho daño, pensé que sería
distinto, pero no fue así, han pasado cerca de dos años, me pidió que retire
todos mis poemas que llevaban su nombre, le he visto muchas veces por mi barrio
en Chimbote, la volví a ver casi hace un mes en un hospital de Lima, pensó ella
quizás que fui a buscarla, fui por asuntos familiares, pero muy lista me dijo,
no vengas a buscarme, ahora soy mujer que ando con Cristo, la mire, deje unas
sonrisas y le dije, y nuestra amistad, ella me dijo, no puedo aceptar tus
pretensiones, por eso digo seguro que pensó que yo fui a buscarla y no fue así.
Es
casi una historia muy resumida, tienen derecho a escuchar y a leer a muchos
más, no quise cansarles, por eso esta historia en mi vida ya ha terminado, y
hoy lo sellare para siempre, hasta nunca Amor de una tarde.
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