Déjame que en silencio explore yo tus
encantos,
y que nuestra alcoba tus manos lo
enciendan,
y escuches mi quejido que va llegando
al llanto,
pues voy siento pasión y en un
suspiro se marchan.
Te voy a elevar tan alto hasta la
cúspide del cielo,
y buscaré en tu cuerpo aquella encantada
perla,
que encierra toda tu pasión y ahora
es mi consuelo,
déjame por favor te pido, solo un
instante tocarla.
Te voy a faltar el respeto pero con
mucha hidalguía,
pues sentirás mi quejido como se
ahonda en tu pecho,
y pronto tú al despertar serás para
mí una reliquia,
porque a puerto seguro voy con el
timón bien derecho.
Me dices que tu pasión ha encendido
los recuerdos,
aquellos que lo vivimos, en nuestros
mejores años,
siento tu mirada alegre con aquellos
ojos pardos,
que bañando están mi cuerpo de mis
ánimos caídos.
Te pido que nunca dudes de mi cálido
sentimiento,
pues al sentir tu cuerpo, me siento
totalmente inquieto,
y no me voy a guardar nada pues te
haré el amor completo,
porqué tú has permitido que yo te pierda
el respeto.
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