Te encontré sentada allí, tus lágrimas
te estabas secando,
te quise preguntar ¿qué pasó? ¿por qué tu llanto?,
pero mi corazón me fijo no, y te
siguió mirando,
tú secando tus lágrimas y yo, lleno de
espanto.
Me miraste luego tratando de sonreír,
y yo casi mudo y en silencio permanecí,
quise entender que llorabas por tu
sufrir,
pero perdiendo el tiempo estás, si yo
vivo por ti.
Te cogí de la mano y te sentí
temblorosa,
tu seguías dialogando y yo en ti
perdido,
la noche era tan larga, era fría y algo
tediosa,
porque pronto partirías y me quedaría
en el olvido.
Yo acaricié tu cuerpo disimuladamente,
cogido de tu mano yo quise
desaparecer,
me apretabas con ternura pero
firmemente,
y te mire a los ojos, queriéndote
comprender.
Las horas transcurrían, el sueño se
alargaba,
mi mano acaricio tu seno como un don
divino,
y sentí los latidos de tu corazón que
se alborotaba,
y al despertar de ese sueño me quedé
en el vació.
Por eso es que te pido, que tú nunca me olvides,
llévame dónde vas y recuerda que tarde
o temprano,
volverá la noche y nuestros recuerdos
serán muy tristes,
yo hablándote a solas pero muy cogido
de tu mano.
Y hoy que no te tengo, mirando estoy
tu retrato,
aquella foto, de aquella noche,
testigo de nuestro amor,
hoy espero tu llamada, quizás en algún
momento,
pero llegara la noche, tú sin mí y yo
con mi dolor.
22/01/20
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