He desgarrado el aire con mis manos,
y a caído sobre tu delicado cuerpo
la fuerza total de mi enojo,
por no comprender lo sucedido.
Muchas veces te dije sin medida,
que a tu amor yo no engañaría,
pero tú sin ver que me hacías herida,
seguías creyendo de esa falsía.
Fue esa noche, quizás la última noche,
que vi brotar lágrimas en tus ojos,
cree en mi amor, no lo reproches,
porque sufro también de tus enojos.
Que dolor tan grande de lo sucedido,
que me remuerde el alma haberte ofendido,
pero el hombre es bestia con sentido,
que actúa sin temor cuando se ve perdido.
Yo quisiera sanar todas tus heridas,
con besos de amor que quiero darte,
porque eres la mujer la más querida,
y que nunca dejare de amarte.
1 comentario:
Olá amigo Federico. Bonito poema de amor.
Um grande abraço.
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