Te vi junto al umbral del hospital
muy ausente,
callado, en silencio soportando
el frio,
las horas pasaban rengueando lentamente
y el miedo llegaba a nuestras
almas.
Las manos dentro del bolsillo,
apretando un puño
y por ratos dibujando estrellas
fugaces,
también pidiendo a Dios su ultimo
milagro,
pero luego te vi callado mirando
al infinito.
El umbral soportaba tu peso,
también tu tristeza,
tu alma vivía desprendida cada momento,
tu amada en el quirófano combatiendo
con grandeza,
el dolor que le aterrorizaba con
espanto.
El dolor fue más grande, nuestra
pena fue mayor,
te vimos bajar por un instante
con mucha esperanza,
pero el día pasó, la noche llegó y
algo peor
te quedaste callada una mañana y
para siempre.
Pero sigo yo allí en el umbral
del hospital,
esperando que bajes pronto y
poder hablar,
que me cuentes que te hicieron
para callarte,
pero es imposible solo me queda
llorar.
Pero quiero gritar que no has
muerto,
que te fuiste lejos a calmar tu
dolor,
pero aunque no crean que esto es
cierto,
mi alma se ha vestido de luto por
tu amor.
No has muerto, yo sigo esperándote cada tarde,
en cada amanecer te busco para
calmar tu dolor,
hoy sin ti mi corazón se siente
muy cobarde,
porque te llevaste todo, todo
nuestro amor.
Lima 23 de julio 2015 Hospital Almenara
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