Acaríciame
tiernamente te dije cierto día,
deja caer tu
cuerpo sobre el mío,
porque tú eres
amor y también mi alegría,
tú eres mi noche,
mi calor y el frío.
Déjame
sentirte que soy tuya y por siempre,
como siente la
tarde cuando el sol se oculta,
déjame sentir
toda tu fuerza de un gran hombre,
porque es
necesario para pagar toda mi culpa.
Por eso,
déjame enlazar mi tierna cabellera,
y que sobre tu
cuello sienta tú mi aliento,
déjame en mis sábanas
todo lo que quieras,
y márchate
ahora si no tienes sentimiento.
Pero déjame el
calor de tu cuerpo ardiente,
déjame tus
besos que apaguen mi sed,
vete, pero
llévame siempre en tu mente,
porque tú eres
mi luz, mi noche y mi felicidad.
Qué más puedo
pedirte si ahora todo es mío,
déjame esa pasión
que envenena mi alma,
para vivir mis
tardes o en mis días de estío,
pero déjame
callada, por favor vivir en calma.
Déjame si
puedes si ya no me necesitas,
aunque todo mi
cuerpo esté lleno de tu fragancia,
déjame si
puedes llorar sola estas mis cuitas,
por amarte
tanto y sentirme mío, en mi loca fantasía.
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