sábado, 6 de abril de 2019

YO SOY CULPABLE



No me pidas, Señor, que la tenga que olvidar,
si en un tiempo la amé y sin medida,
hoy que no está junto a mí, no la dejo de pensar,
porque mi corazón no la olvida.
 
Tú me dirás, Señor:
 
«Te ha hecho daño,
el tiempo que te amó fue en vano,
fue tan solo una ilusión su gran cariño,
hoy no está junto a ti, es amor lejano.
 
Por qué sufres, si es demasiado tarde,
por qué mendigas amor en esta vida,
cúbrete el corazón, no seas cobarde,
sé fuerte una vez más y cura esa herida».
 
Pero no entiendo, Señor, a ese gran cariño,
yo tanto la amé y la quiero todavía,
y aunque tenga que llorarla como un niño,
solo puedo decirte, Señor, yo la quería.
 
Pero olvidarla, Señor, no me lo pidas,
si ella me dio todo lo que yo quería:
me dio su cuerpo, su amor, sus alegrías,
me llenó de ilusión... ¿qué más quería?
 
Hoy que no está junto a mí, muero muy lento,
pues siento que ha perdido mi alma su alegría,
hoy vaga lejos de mí, su amor y mi sentimiento,
ya no está a mi lado la mujer que más quería.
 
Hoy miro las calles, Señor, que están vacías,
nuestro parque de amor está triste y solitario,
se acabaron los sueños y todas las alegrías,
ya se fueron de mi lado, ay qué cruel martirio.
 
Por eso dame fuerza, Señor, yo te lo pido,
para dejar estos dolores lacerantes,
ella fue mi gran amor, el ser más querido,
ella fue mi gran ilusión... fuimos amantes.
 
No todo está perdido, Señor, en esta vida,
aunque tengo el alma vacía, y destrozado el pecho,
mi corazón va sufriendo, sangra mi herida,
tengo aún su perfume envuelto en mi lecho.
 
Por eso no me pidas, Señor, que yo la olvide,
si ella fue tan buena, cariñosa y amable,
no le des ningún castigo, Señor, que la invalide,
si has de castigarla por amar, yo soy culpable.









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