Te acuerdas
de aquella tarde triste,
cuando
suplicante te dije: - te quiero-
más tú te
alejaste y con mi amor te fuiste,
y desde
aquella tarde, ahora por ti yo muero.
Mi rostro se
llenó de pena y de llanto,
porque eras
tú a quien yo más quería,
hoy tu
corazón a ti te ha condenado,
a sufrir
lejos del ser quien por ti moría.
Me cuentan
que te vieron entre lágrimas,
recordando al
amor que tú has dejado,
que te
acuerdas de aquellas sábanas mojadas,
que llenaron
de placer nuestro pecado.
No te guardo
rencor por lo que hiciste,
aquella tarde
que alegremente tú partiste,
ni un beso al
despedirte me ofreciste,
hoy lloras
por el amor que tú dejaste.
La alegría
que vivió en tu sonrisa,
después de
aquella tarde misteriosa,
se fugó de tu
alma tan deprisa,
porque así es
la suerte caprichosa.
Pues deja de
llorar ya nada importa,
tu vida en
mil pedazos lo has formado,
entiende pues
que la vida es corta,
y mi alma
sufre porque siempre te ha amado.
Por ti ahora mis
noches son muy tristes,
y no creas
amor que todo está olvidado,
me queman aún
los besos que me diste,
pues siento
que vivo de ti enamorado.
Deja tus
lágrimas y acude a mi llamado,
pues el amor
que perdona no es cobarde,
no dudes, pues
yo nunca te he olvidado,
espero que tú
llegues, no te hagas tarde.
Porque este
día amor, no es como cualquiera,
es nuestra
tarde de amor de un tiempo cumplido,
espero que tú
vuelvas antes que yo muera,
porque te
estaré esperando con mi corazón herido.
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