Te conocí
un día de un sol radiante,
era
verano y el sol estaba agigantado ,
un
sombrero cubría tu belleza deslumbrante,
y desde
aquel día me sentí de ti enamorado.
No te
importó la tarde calurosa,
de aquel
verano cuando yo te conocí,
tus ojos
sonrieron como una Diosa,
y desde
ese momento solo pensé en ti.
El mar
fue testigo de aquella nuestra historia,
mi nave
en el puerto, se quedó muda aquella tarde,
tus
labios de carmesí me llenaron de pasión y alegría,
hoy mi gran
amor, mi bella Luz, mi corazón por ti arde.
En todos
los puertos encontré tu mirada,
y noche tras
noche no podía dormir,
apretaba
con mis manos mi almohada,
queriendo
tener tu cuerpo para no sufrir.
Pero que
encanto lo que me brindaste,
y me
diste todo sin pensar dos veces,
hoy solo
suspiro al pensar que me amaste,
y mi
dolor es grande y sufro a creces.
Pero
quien podría detener tu encanto,
si eres
mi estrella, la luz de mi alcoba,
que hoy
al no verte me visto en llanto,
y solo
respiro tu fragante aroma.
No puedo
decirte lo mucho que te amo,
porque
tú lo tienes a mi gran corazón,
tu sabes
que en mis noches yo siempre te llamo,
y te busco
perdido con mucha pasión.
Te pido
que nunca te apartes de mí,
porque eres
mi luz, mi blanca estela,
pues yo
sé que nunca podré vivir sin ti,
porque
en mis noches tú eres mi estrella.
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