Yo sé que me
mata día a día la distancia,
y hace que
nuestro amor también se divida,
aunque aún sigo
guardando la fragancia,
de tus besos
que un día me diste mujer querida.
Tus ojos no miraron
el llanto en mi rostro,
y hoy no
puedo sacarte de mis sienes,
no sé
olvidar, vives metida en mí muy dentro,
aunque me dices
que ya voy o que ya vienes.
Yo quisiera
ser mar y que en mis olas,
vinieras tú
por las tardes a bañarte,
pero es vanidad
y es mi sueño a solas,
hoy tengo ansias
locas de besarte.
Qué más
quisiera ser, tal vez tu lecho,
y en la noche
fría poder yo abrigarte,
recuerdo que puse
mi rostro sobre tu pecho
y tú me
decías – nunca podré olvidarte.
Hoy quizás te
sientas confundida,
y confundido
yo, por extrañarte,
eres mi
ternura, mi ilusión mujer querida,
sólo a ti, y
a ti sola podré amarte.
Envíame por
favor en una tarde tu fragancia,
de aquellos
besos de nuestra noche loca,
porque ellos
viven aún en mi existencia,
quemándome
con tu fuego mi ardiente boca.
Solo así
podré sentir las sensaciones,
por lo que
sufre mi corazón hoy preso,
por ti, cada
día elevo a Dios mis oraciones,
y cada noche
espero la llegada de tu beso.
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