Como sufro
Señor… hoy al recordarla,
que una vez
la amé con todo su encanto,
he llorado
tanto al no poder olvidarla,
pero más pudo
su orgullo que su sentimiento.
Yo la llegué
amar tanto que hasta me causo dolor,
pues mi
pecado fue ser pobre, pero rico de sentimiento,
el traje no
hace un monje y la rosa siempre tiene olor,
yo no sé lo
que me hizo, pero no salió de mi pensamiento.
Hoy todo está
perdido, se terminó el amor,
mis penas una
noche todas se marcharon,
pero yo me
quede sufriendo mi dolor,
como sufren
dos seres que se amaron.
Hoy ya en
esta vida no me interesa nada,
sé que su
orgullo de nada le ha servido,
quizás hoy
viva sola y desilusionada,
pero no puedo
mentir que mucho la he amado.
Yo la amé
quizás más que a mi vida,
pero nunca entendió
que me había herido,
pues ella se
marchó y me dejo la herida,
de aquel amor,
de ese amor perdido.
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