Te
encontré allí, en un verano, en una tarde,
contemplabas
muy tranquila el atardecer,
te
miré de lejos y me sentí tan cobarde,
de
no poder decirte: ¿dónde está tu querer?
Estabas
muy callada y también algo distante,
te
miré a los lejos queriéndote sonreír,
pensé
que buscabas tú algún calmante,
para
ese corazón, que venía de sufrir.
El
sol ya se ocultaba y tu tierna mirada,
dibujaba
algún sueño, queriendo ocultar,
latía
más aprisa, tu alma enamorada,
pensabas
si algún día, te volverían amar.
Los
sueños muchas veces, sueños son,
pero
quién no ha soñado, no ha vivido,
la
vida es un sueño que tiene corazón,
que
ama y siente lo mucho que ha sufrido.
No
quise perturbarte, quizás estabas recordando,
pues
tu mirada perdida, buscaba alguna ilusión,
pero luego te escucho decir todo se está acabando,
ya
perdí la esperanza, menos mi noble corazón.
El
vuelo de unas aves, un poco te distraen,
y
miras sin quererlo, pues mirándote estoy,
y
también al mirarte veo, como tus lágrimas caen,
entonces
tomo mi camino y en silencio me voy.
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