Recuerdo
aquella tarde, como te estremecías,
pues llegaba
ya el momento de mi triste partida,
la tarde
nos acariciaba con besos y caricias,
más mi
corazón sangraba por una nueva herida.
Quizás no
debí amarte, quizás me confundiste,
mis besos
te abrigaban y tú seguías prendida,
te amo,
no te vayas, escuche que me dijiste,
más mi
nave y su sirena apuraban mi partida.
Mi cuello
presurosa muy pronto tú cogiste,
cerraste tú
mi paso y no supe que hacer,
las aves
en su vuelo repetían lo que dijiste,
te amo,
no te vayas, no sé qué voy hacer.
Quisiera
olvidar todo, te dije en un instante,
mirándote
a los ojos baje yo la mirada,
no puedo
yo llevarte ya vives en mi mente,
te amo tu
lo sientes mujer enamorada.
Hay
noches que el sueño no puedo encontrar,
me viene
tu figura y tú forma de besar,
la mar
está en silencio y me pongo a meditar,
tu imagen
me recuerda y no te puedo olvidar.
Diciéndote
adiós yo tuve pronto que partir,
quizás tú
llegues a olvidar toda esta pasión,
me dices
que me amas y no me dejas ir,
yo tengo
que marcharme, no hallo otra razón.
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