Manos de mujer, manos de ángel pura,
que encierran trabajo y también dolor
que está llena de belleza y de gran ternura,
y que en cada caricia dejan mucho amor.
Manos de mujer de mucha esperanza,
de mucha fortaleza en el duro trajinar,
las que nos dan calor en esta
bonanza,
cuando recorren el cuerpo en un
despertar.
Hay manos de mujer que alivian el alma,
cuando desgarradas lo sabes tener,
no hay mejor amor que vivir en calma,
porque es doloroso amar y padecer.
Son manos temblorosas pero no por
miedo,
manos tan cansadas por el pasar del
tiempo
manos que en las noches acaban
rezando,
un Ave María o tal vez un Padre
Nuestro.
Pero son manos tiernas y muy amorosas,
manos trabajadoras y que tallan la
vida,
manos de mujer oh manos de diosas,
que saben de perdón y curan la
herida.
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