Ya
no toques la puerta de mi corazón,
te pido por favor, ya no toques la puerta,
para ti ya estuvo abierta en una ocasión,
hoy es muy tarde tengo la esperanza muerta.
Muchas veces con pena te espero mi almohada,
y muy solo, muchas veces, me quedé dormido,
tuve abierta la puerta aguardando tu llegada,
muy cansado mi corazón se quedó abatido.
En mis noches de amor yo clamé tu nombre,
y en mi soledad busqué siempre tu abrigo,
me convertí por tu amor en un pobre hombre
pues tuve en mis manos el dolor como testigo
Pero este dolor hoy mucho me ha enseñado,
que es divino perdonar todo lo que has amado,
mi corazón cansado muy solo se ha quedado,
porque vive soñando con ese amor deseado.
Por eso, por favor no toques ya la puerta,
pasa nomas si tienes ansias de amar,
mi alcoba te esperará siempre abierta,
no quiero que me veas, otra vez llorar.
Hoy vivo sufriendo mucho por tu ausencia,
y el miedo al llegar la tarde aún me asombra,
pues diste vida a mi alma con tu presencia,
por eso cada día mi corazón te nombra.
Mi corazón no puedo callar ese gemido,
pues de que valdría vivir esta suerte incierta,
este es mi destino, pues nunca lo he elegido,
si piensas venir, por favor, no toques la puerta.
te pido por favor, ya no toques la puerta,
para ti ya estuvo abierta en una ocasión,
hoy es muy tarde tengo la esperanza muerta.
Muchas veces con pena te espero mi almohada,
y muy solo, muchas veces, me quedé dormido,
tuve abierta la puerta aguardando tu llegada,
muy cansado mi corazón se quedó abatido.
En mis noches de amor yo clamé tu nombre,
y en mi soledad busqué siempre tu abrigo,
me convertí por tu amor en un pobre hombre
pues tuve en mis manos el dolor como testigo
Pero este dolor hoy mucho me ha enseñado,
que es divino perdonar todo lo que has amado,
mi corazón cansado muy solo se ha quedado,
porque vive soñando con ese amor deseado.
Por eso, por favor no toques ya la puerta,
pasa nomas si tienes ansias de amar,
mi alcoba te esperará siempre abierta,
no quiero que me veas, otra vez llorar.
Hoy vivo sufriendo mucho por tu ausencia,
y el miedo al llegar la tarde aún me asombra,
pues diste vida a mi alma con tu presencia,
por eso cada día mi corazón te nombra.
Mi corazón no puedo callar ese gemido,
pues de que valdría vivir esta suerte incierta,
este es mi destino, pues nunca lo he elegido,
si piensas venir, por favor, no toques la puerta.
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