jueves, 16 de abril de 2020

VOLVERÉ







La historia tiene un comienzo por el año 1970, cursaba recién los estudios primarios y recuerdo como si fuese ayer, la escuela donde yo estudiaba era muy grande y bonita, tenía dos patios donde se jugaba y se pasaba momentos muy agradables en el recreo, yo tenía una compañera de estudios llamada Gladys, era también casi vecina, vivía muy cerca de la casa donde yo vivía.
Todas las tardes al salir de la escuela siempre íbamos juntos, ella llevaba consigo su hermano menor y yo el mío, ambos íbamos por un costado del canal, desde niño me gustaba los barcos y siempre hacia barcos de papel y le seguíamos el curso de los barcos, deseando siempre llegar primero al lugar donde teníamos que despedirnos.
No siempre era todos los días, pero siempre le miraba al salir de la escuela, a veces me acercaba y me despedía y otras solo la miraba y yo no sé si ella sabía que yo me estaba enamorándome y así fue.
Ella era una estudiante muy esplendida y a la vez le gustaba la poesía, quizás eso era lo que influía en mí, porque pasábamos horas ensañando las declamaciones para las actividades de la Escuela, pues tuvimos la suerte de tener como nuestros maestros a dos grandes poetas Arsenio Vásquez e Ivan Vásquez, padre e hijo, ambos de Cajamarca el lugar donde nací.
La historia empieza con un te quiero, estas bella le dije aquella tarde, después de declamar una poesía en el día de la madre, fue muy aplaudida y en verdad lo hacía también que cada movimiento de ella, parecía letras tiradas al aire, era tan tierna que se dejó llevar por mis palabras y ella me contesto: eres un loco muchacho-
Fueron mis primeras palabras de amor ante una mujer, me parece que fue ayer cuando entrecortado mis palabras llegaban a ella con mucha ternura, porque ella siempre sabia recibirme con mucho amor y llego a decirme: - eres un niño travieso.
Era mayo en aquel año cuando Chimbote sufrió el terremoto más sangriento que pude vivir, al menos 70,000 personas murieron y de ellas unas 20,000 desaparecieron bajo toneladas de piedras y lodo, todas estas cosas tuvo que pasar en mi pueblo, pues esto motivó que los padres de Gladys tuvieran que trasladarla de escuela y por ende de localidad, una tarde se marchó a Trujillo, a 140 kilómetros de Chimbote.
Había pasado cerca de tres días después del terremoto cuando yo al ir a verla a su casa ella muy apresurada me dijo: -me van a llevar a Trujillo - ¿Qué será de ti? yo muy lejos, ya no nos veremos- baje el rostro y solo pude decir – está bien- tus padres te llevan.
El destino a veces juega a nuestro favor, tanto así que había dejado de ir a verlo varios días y mientras yo caminaba por la avenida Pardo cerca a la Plaza 28 de Julio, a lo lejos vi a ella, su hermano y sus padres, ella cogía un pequeño maletín, sus padres maletines muy grandes, pase cerca de ella, salude a sus padres y a ella le mire fijamente como diciéndole escápate mira allá está el mar, corramos y junto al ocaso perdámonos en el fondo del mar para que no nos encuentren, ella quizás me entiendo y me pregunto - ¿A dónde vas, que vas hacer allá?, le dije voy al mar, sabes que me encanta la brisa del mar, mira las palmeras, mira las gaviotas que vienen y van, mira cómo están los pelícanos casi muriendo de hambre y mira como estoy yo al verte que ya te vas.
Si – me dijo- ya me voy pero voy a volver, se queda mi casa, te quedas tú, voy a volver al barrio, cuídate, te voy a extrañar por las tardes, ya no veré tus barcos haciendo competencia, ya no estarás tú, pero volveré.
Yo no sabía qué hacer, mire al horizonte, pude ver la isla Ferrol que estaba cubierta de nieve y luego vi que sus padres nos miraban fijamente y yo disimuladamente pude decirte – anda con Dios- yo te estaré esperando - pero vuelve – porque sin ti mi vida no tiene sentido y no lo tendrá si no te tengo a ti.
Les vi partir, llego un bus con destino a Trujillo, todos subieron apresuradamente, ella parecía no querer hacerlo, me acerque un poco y le dije – adiós.- vuelve pronto.
Desde aquel momento no supo nada de ella, el tiempo paso y no volvía, pase muchas veces por Trujillo y no sabía dónde buscarla, cierta vez mi prima María me conto que le había encontrado en el Hospital Belén de Trujillo, estaba muy hermosa, pero también estaba esperando un bebe.
A pesar de eso le seguí esperando, más ella nunca llego, quizás llegue mañana cuando acabe esta historia pero hasta ahora no sé nada de ella, pero yo sigo esperándola porque me dijo – volveré –

Chimbote, Junio 1970

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