La historia tiene un comienzo por el
año 1970, cursaba recién los estudios primarios y recuerdo como si fuese ayer,
la escuela donde yo estudiaba era muy grande y bonita, tenía dos patios donde
se jugaba y se pasaba momentos muy agradables en el recreo, yo tenía una
compañera de estudios llamada Gladys, era también casi vecina, vivía muy cerca
de la casa donde yo vivía.
Todas las tardes al salir de la
escuela siempre íbamos juntos, ella llevaba consigo su hermano menor y yo el
mío, ambos íbamos por un costado del canal, desde niño me gustaba los barcos y
siempre hacia barcos de papel y le seguíamos el curso de los barcos, deseando
siempre llegar primero al lugar donde teníamos que despedirnos.
No siempre era todos los días, pero
siempre le miraba al salir de la escuela, a veces me acercaba y me despedía y
otras solo la miraba y yo no sé si ella sabía que yo me estaba enamorándome y
así fue.
Ella era una estudiante muy
esplendida y a la vez le gustaba la poesía, quizás eso era lo que influía en
mí, porque pasábamos horas ensañando las declamaciones para las actividades de
la Escuela, pues tuvimos la suerte de tener como nuestros maestros a dos
grandes poetas Arsenio Vásquez e Ivan Vásquez, padre e hijo, ambos de Cajamarca
el lugar donde nací.
La historia empieza con un te quiero,
estas bella le dije aquella tarde, después de declamar una poesía en el día de
la madre, fue muy aplaudida y en verdad lo hacía también que cada movimiento de
ella, parecía letras tiradas al aire, era tan tierna que se dejó llevar por mis
palabras y ella me contesto: eres un loco muchacho-
Fueron mis primeras palabras de amor
ante una mujer, me parece que fue ayer cuando entrecortado mis palabras
llegaban a ella con mucha ternura, porque ella siempre sabia recibirme con
mucho amor y llego a decirme: - eres un niño travieso.
Era mayo en aquel año cuando Chimbote
sufrió el terremoto más sangriento que pude vivir, al menos 70,000 personas
murieron y de ellas unas 20,000 desaparecieron bajo toneladas de piedras y
lodo, todas estas cosas tuvo que pasar en mi pueblo, pues esto motivó que los
padres de Gladys tuvieran que trasladarla de escuela y por ende de localidad,
una tarde se marchó a Trujillo, a 140 kilómetros de Chimbote.
Había pasado cerca de tres días
después del terremoto cuando yo al ir a verla a su casa ella muy apresurada me
dijo: -me van a llevar a Trujillo - ¿Qué será de ti? yo muy lejos, ya no nos
veremos- baje el rostro y solo pude decir – está bien- tus padres te llevan.
El destino a veces juega a nuestro
favor, tanto así que había dejado de ir a verlo varios días y mientras yo
caminaba por la avenida Pardo cerca a la Plaza 28 de Julio, a lo lejos vi a
ella, su hermano y sus padres, ella cogía un pequeño maletín, sus padres
maletines muy grandes, pase cerca de ella, salude a sus padres y a ella le mire
fijamente como diciéndole escápate mira allá está el mar, corramos y junto al
ocaso perdámonos en el fondo del mar para que no nos encuentren, ella quizás me
entiendo y me pregunto - ¿A dónde vas, que vas hacer allá?, le dije voy al mar,
sabes que me encanta la brisa del mar, mira las palmeras, mira las gaviotas que
vienen y van, mira cómo están los pelícanos casi muriendo de hambre y mira como
estoy yo al verte que ya te vas.
Si – me dijo- ya me voy pero voy a
volver, se queda mi casa, te quedas tú, voy a volver al barrio, cuídate, te voy
a extrañar por las tardes, ya no veré tus barcos haciendo competencia, ya no
estarás tú, pero volveré.
Yo no sabía qué hacer, mire al
horizonte, pude ver la isla Ferrol que estaba cubierta de nieve y luego vi que
sus padres nos miraban fijamente y yo disimuladamente pude decirte – anda con
Dios- yo te estaré esperando - pero vuelve – porque sin ti mi vida no tiene
sentido y no lo tendrá si no te tengo a ti.
Les vi partir, llego un bus con
destino a Trujillo, todos subieron apresuradamente, ella parecía no querer
hacerlo, me acerque un poco y le dije – adiós.- vuelve pronto.
Desde aquel momento no supo nada de
ella, el tiempo paso y no volvía, pase muchas veces por Trujillo y no sabía
dónde buscarla, cierta vez mi prima María me conto que le había encontrado en
el Hospital Belén de Trujillo, estaba muy hermosa, pero también estaba
esperando un bebe.
A pesar de eso le seguí esperando,
más ella nunca llego, quizás llegue mañana cuando acabe esta historia pero
hasta ahora no sé nada de ella, pero yo sigo esperándola porque me dijo –
volveré –
Chimbote, Junio 1970
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