Llegaste una mañana
de junio muy temprano,
el sol no había
salido aún y ya nos llenaste de alegría,
camine sin mirar
atrás como un ser humano
que busca en la
eternidad la divina gloria.
Claro que no podía
ser mejor tu llegada,
con muchas emociones
y tantos sueños,
mi reina soberana de
cada madrugada,
la que cuidara mis
noches de mis viejos años.
Aquí estoy yo
estirándote mi mano,
cuidando tu alegría y
también tu andar,
mañana tú guiaras mis
pasos en mi camino
y cogeré tus manos en
mi débil caminar.
Como has crecido mi
reina soberana,
la dueña de mi alma y
de mi corazón,
no olvides que aquí
estoy, en cada mañana,
esperando tu llegada,
entonando mi canción.
Que cansado estoy ya de
esta vida,
que quisiera ya mi
cuerpo descansar,
pero sé que causaría
mucha herida,
pues aquí estoy
buscando tu mano para andar.
Aquí estoy yo,
viéndote de cerca crecer,
llenar mis ojos de
lágrimas por tu amor,
mi diosa, mi reina,
tuyo es mi querer,
no me faltes nunca,
hija de mi amor.
15 junio 2017
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