Mirada perdida en una tarde sombría,
está su amada esperando la llegada,
del hombre que le llena de mucha alegría
y que ella vive por siempre enamorada.
Ella calla y en silencio balbucea,
que este amor es tan grande y tan puro
que remedia sus noches de alegre romance
con rimas y versos de un amor muy duro.
Esta mujer bella de mirada sincera,
mezcla la esperanza con un largo suspiro,
sueña hacer del amor una gran quimera,
sin penas, sin dolor y con un te quiero.
Y sigue allí callada, esperando mejor suerte,
pues quizás no vuelva aquel amor primero,
pero está sus versos jugando con la muerte
por aquel amante de su amor sincero.
Pedro mientras llega abraza con ternura,
aquellos pocos versos que escribió en madrugada,
tiene alma de mujer, bella y tan pura,
que vive, llora y sufre por estar
enamorada.
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