Perdóneme señora, si ahora al confesarlo,
hiera su intimidad de mujer en lo profundo,
pero en el amor, es difícil tratar de ocultarlo,
y más difícil cuando ese amor es profundo.
Son sus ojos culpables de mi gran martirio,
es su sensual boca la que siempre me inspira,
por usted hay tantas noches que paso en delirio,
y en mi frágil sueño, su cálida alma me abriga.
Quisiera saber si usted está enamorada,
si tiene en su pecho el corazón latiendo,
dicen que es delito amar a una casada,
por usted vivo y por usted estoy sufriendo.
Yo no entiendo porque estoy sufriendo tanto,
si en mis tardes veo que el ave inicia su vuelo,
entonces ¿por qué sufro?, ¿por qué mi llanto?
si ella tiene dueño y suspirando miro al cielo
Perdóneme señora, pero es que no quiero,
que otro abrigue su amor y su cándida alegría,
esos besos suyos serán para mí muy tiernos,
como el amanecer a su lado haciendo poesía.
No soporto que su amor con otro comparta,
y que me entregue a medias su amor sincero,
pues todo mi amor le entrego en esta carta,
en ella va mi amor y también – un te quiero-
Me bastaría tan solo escuchar un te quiero,
para que mi pecho se hinche y se llene de amor,
son noches que pasan y noches que espero,
para que usted sea el calmante de mi dolor.
¡Ay! yo no quiero de lejos tan solo mirarla,
pues mis ojos se cansaron de verla pasar,
hoy yo quiero hablarle, tenerla y besarla,
aunque a mujer casada es pecado amar
Perdóneme señora, por todo lo manifestado,
quizás le he causado daño o he sido deshonesto,
solo he querido decirle que es mi amor soñado,
por eso perdóneme señora, por todo lo expuesto.
hiera su intimidad de mujer en lo profundo,
pero en el amor, es difícil tratar de ocultarlo,
y más difícil cuando ese amor es profundo.
Son sus ojos culpables de mi gran martirio,
es su sensual boca la que siempre me inspira,
por usted hay tantas noches que paso en delirio,
y en mi frágil sueño, su cálida alma me abriga.
Quisiera saber si usted está enamorada,
si tiene en su pecho el corazón latiendo,
dicen que es delito amar a una casada,
por usted vivo y por usted estoy sufriendo.
Yo no entiendo porque estoy sufriendo tanto,
si en mis tardes veo que el ave inicia su vuelo,
entonces ¿por qué sufro?, ¿por qué mi llanto?
si ella tiene dueño y suspirando miro al cielo
Perdóneme señora, pero es que no quiero,
que otro abrigue su amor y su cándida alegría,
esos besos suyos serán para mí muy tiernos,
como el amanecer a su lado haciendo poesía.
No soporto que su amor con otro comparta,
y que me entregue a medias su amor sincero,
pues todo mi amor le entrego en esta carta,
en ella va mi amor y también – un te quiero-
Me bastaría tan solo escuchar un te quiero,
para que mi pecho se hinche y se llene de amor,
son noches que pasan y noches que espero,
para que usted sea el calmante de mi dolor.
¡Ay! yo no quiero de lejos tan solo mirarla,
pues mis ojos se cansaron de verla pasar,
hoy yo quiero hablarle, tenerla y besarla,
aunque a mujer casada es pecado amar
Perdóneme señora, por todo lo manifestado,
quizás le he causado daño o he sido deshonesto,
solo he querido decirle que es mi amor soñado,
por eso perdóneme señora, por todo lo expuesto.
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