Tengo las
manos sobre un libro y los dedos adelantan
una página
inquieta queriendo leer el infinito,
pero tras
página y página escucho un grito
que dice -
lee juventud, son páginas que encanta-
Tú libro,
única arma que al perverso espanta,
que en
cada hombre hito a hito,
vas
formando hombres de poco a poquito
y así cada
día el mundo levanta.
Pobre de
aquel libro que se halla solitario,
pobre de
aquel que guarde un libro de renombre
porque
cualquier libro nos aleja del calvario
de esta
vida pesarosa y sin suerte,
gracias
libro de páginas calladas cuyo nombre
nos dio la
libertad, la paz y alejo la muerte.
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